Cuando el coronavirus comenzó a propagarse por Minneapolis esta primavera, la comisionada de salud Gretchen Musicant ajustó su presupuesto y encontró dinero para combatir la crisis. Dinero para los kits de prueba. Dinero para rastreadores de contactos. Dinero para un servicio que ayudara a comunicarse con los residentes en docenas de idiomas.
Cuando Musicant reubicaba a trabajadores de prevención de la violencia y otros programas básicos, los funcionarios estatales debatían cómo distribuir los $1,87 mil millones que Minnesota había recibido en ayuda federal.
Mientras esperaba, el zoológico de Minnesota obtuvo $6 millones en dinero federal para continuar sus operaciones, y una compañía de cobro de deudas fuera de Minneapolis recibió al menos $5 millones del Programa de Protección de Cheques de Pago federal, según datos federales.
No fue hasta el 5 de agosto —meses después de que el Congreso aprobara la ayuda para el coronavirus— que el departamento de Musicant finalmente recibió $1,7 millones, el equivalente a $4 por cada residente de la ciudad.
Desde que comenzó la pandemia, el Congreso ha reservado miles de millones para aliviar la crisis. Una investigación conjunta de Kaiser Health News y Associated Press encuentra que muchas comunidades con grandes brotes han gastado poco de ese dinero federal en los departamentos locales de salud pública para trabajos como pruebas y rastreo de contactos. Otras, como Minnesota, tuvieron respuestas lentas.
Por ejemplo, los estados, territorios y 154 grandes ciudades y condados que recibieron asignaciones del Fondo de Alivio para el Coronavirus de $150 mil millones informaron haber gastado sólo el 25% de ese dinero hasta el 30 de junio, según informes que los destinatarios presentaron al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
La doctora Jackie Kawiecki posa fuera de su casa el sábado 15 de agosto, su día libre de su trabajo en una estación médica en Richfield, Minnesota, cerca del lugar donde George Floyd fue asesinado. “Todavía no creo que la cantidad de pruebas que se ofrecen sea adecuada, desde el punto de vista de la salud pública”, dice Kawiecki.(AP Photo/Craig Lassig)
Muchas localidades han utilizado más dinero desde la fecha límite de presentación de informes del 30 de junio, y tanto los gobernadores republicanos como los demócratas dicen que necesitan más para evitar despidos y recortes en servicios estatales vitales.
Aún así, a medida que los casos en los Estados Unidos superan los 5,4 millones y las muertes confirmadas se elevan a más de 171,000, los republicanos en el Congreso señalan la lentitud del gasto para argumentar en contra del envío de más dinero a los gobiernos estatales y locales para ayudar en su respuesta a la pandemia.
El líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, dijo el martes 11 de agosto que los esfuerzos de los demócratas del Congreso para conseguir más dinero para los estados “no se basan en las matemáticas. No se basan en la pandemia”.
Las negociaciones sobre un nuevo proyecto de ley de ayuda se rompieron hace pocos días, en parte porque los demócratas y los republicanos no se pusieron de acuerdo sobre la financiación de los gobiernos estatales y locales.
KHN y AP solicitaron desgloses detallados de los gastos a los receptores del dinero del Fondo de Ayuda contra el Coronavirus —creado en marzo como parte de la Ley CARES de 1,9 mil millones— y recibieron respuestas de 23 estados y 62 ciudades y condados. Esas entidades dedicaron, hasta junio, el 23% de sus gastos del fondo a la salud pública y el 7% a la salud pública y a la seguridad de la nómina.
Un 22% adicional fue transferido a los gobiernos locales, algunos de los cuales eventualmente lo pasarán a los departamentos de salud.
La lentitud de la ayuda se debe a muchas razones, incluyendo la burocracia, la política y la falta de personal que dificulta a los departamentos navegar por el sistema.
“No tiene sentido para mí que alguien piense que ésta es la manera de hacer las cosas”, dijo E. Oscar Alleyne, jefe de programas y servicios de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud del Condado y la Ciudad.
Voluntarios trabajan el 15 de agosto, cerca del lugar en donde murió George Floyd bajo custodia policial en Minneapolis. (AP Photo/Craig Lassig)
El Congreso ordenó que el Fondo de Alivio para el Coronavirus se distribuyera a los gobiernos estatales y locales en función de la población. Minneapolis, con 430,000 residentes, no alcanzó el umbral de 500,000 personas que le hubiera permitido recibir dinero directamente.
El estado de Minnesota recibió $1,87 mil millones, una parte de los cuales estaba destinada a ser enviada a las comunidades locales. Los legisladores inicialmente enviaron algo de dinero del estado para ayudar a las comunidades hasta que el dinero federal llegara. El departamento de salud de Minneapolis recibió unos $430,000 en dinero estatal.
Sin embargo, cuando llegó el momento de decidir cómo utilizar el dinero del CARES Act, los legisladores de Minnesota no se pusieron de acuerdo.
Entonces la policía de Minneapolis mató a George Floyd, y la ciudad estalló en protestas por la injusticia racial, haciendo la situación aún más difícil.
Finalmente, el gobernador demócrata Tim Walz decidió repartir el dinero utilizando una fórmula basada en la población, desarrollada anteriormente por los líderes legislativos republicanos y demócratas, que no tenía en cuenta los casos de COVID-19 ni las disparidades raciales.
El estado envió entonces cientos de millones de dólares a las comunidades locales. Aún así, incluso después que el dinero llegara a Minneapolis hace un mes, Musicant esperó a que los líderes de la ciudad decidieran cómo gastarlo.
Una coalición que incluye a la Asociación Nacional de Gobernadores ha culpado de los retrasos en el gasto al gobierno federal, diciendo que la orientación final sobre cómo los estados podrían gastar el dinero no llegó hasta finales de junio. La coalición comunicó que los gobiernos estatales y locales habían actuado “de manera expeditiva y responsable” para utilizar el dinero.
Algunas ciudades recibieron grandes subsidios federales, entre ellas Louisville, en Kentucky, cuyo departamento de salud obtuvo $42 millones en abril, lo que duplicó con creces su presupuesto.
Pero a mediados de julio en Missouri, al menos 50 departamentos de salud locales aún no habían recibido el dinero federal que habían solicitado, según una encuesta estatal. El dinero debe fluir primero a través de los comisionados locales del condado, algunos de los cuales no están dispuestos a enviar dinero a las agencias de salud pública que cerraron los negocios.
El condado rural de Saline, en Missouri, recibió los mismos fondos que los condados de tamaño similar, a pesar de que el virus golpeó la zona con especial dureza, con brotes en una planta de empaquetado de carne y en una fábrica.
Fue a finales de julio cuando $250,000 en dinero de la Ley Federal CARES finalmente llegaron al departamento de salud de 11 personas —demasiado tarde para contratar al ejército de rastreadores de contacto que podrían haber frenado el virus en abril, señaló Tara Brewer, administradora del departamento de salud de Saline.
Algunos funcionarios de salud locales dijeron que el laborioso proceso requerido para calificar para alguna de las ayudas federales también es un problema.
Lisa Harrison, directora de salud pública de Granville Vance Public Health en la zona rural de Carolina del Norte, comentó que resulta duro ver cómo importantes sistemas hospitalarios como la Universidad de Duke reciben decenas de millones de dólares en depósitos directos, mientras que su departamento sólo recibió unos $122,000 a través de tres subvenciones a finales de julio. Su equipo rellenó una solicitud de 25 páginas sólo para conseguir una de ellas.
En Minneapolis, Musicant dijo que el nuevo dinero de CARES permitió al departamento hacer pruebas gratuitas de COVID-19 en una iglesia, a una milla del lugar donde tuvo lugar el asesinato de Floyd.
Hará falta más dinero para hacer todo lo que la comunidad necesita, aseguró Musicant; pero con el Congreso estancado, no está segura de que lo consigan pronto.
Smith es periodista de The Associated Press, y Weber, Recht y Ungar son periodistas de KHN. Los periodistas de AP Camille Fassett y Steve Karnowski colaboraron con este informe.
Esta historia es una colaboración entre The Associated Press y KHN, que es un servicio de noticias sin fines de lucro que cubre temas de salud. Es un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation. KHN no está afiliada a Kaiser Permanente.
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